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La Asociación para la Pedagogía de Emergencia en España ha recibido desde su nacimiento peticiones de equipos de profesionales del ámbito de lo educativo, lo social y lo sanitario para ser orientados acerca del abordaje preventivo del trauma en las etapas en las que lo pedagógico es más eficaz (Fases 1 y 2). Esta demanda se ha incrementado en un 200% con la crisis socio-sanitaria que mundialmente estamos viviendo este año 2020. En estos 14 años de existencia, ha sido probada la efectividad de la Pedagogía de Emergencia en situaciones de catástrofe y crisis, entre otras razones, por su metodología de trabajo y de conformación de los equipos de intervención. Esta metodología es idónea no sólo para prevenir el trauma en la infancia a un nivel primario, secundario y terciario, sino también para prevenir la traumatización secundaria de los que intervienen en escenarios de emergencia y crisis como los que estamos viviendo. El “contagio” del estrés y del trauma es un riesgo que corremos los profesionales y voluntarios/as que trabajamos en primera línea con personas en situaciones críticas y de vulnerabilidad.

“Así como el trastorno por estrés postraumático (TEPT) es una reacción normal a un acontecimiento extremo, así lo es también el trauma indirecto como una reacción normal debido al trabajo agobiante y a veces traumatizante con personas traumatizadas. (…) se trata de un riesgo profesional inevitable (Rosenbloom, Pratt und Pearlman, 2002, 89).

La estabilización de los adultos referentes educativos y la conformación de un espacio seguro y amigable para los niños y niñas son objetivos fundamentales de la Pedagogía de Emergencia. Y estos objetivos prioritarios lo son también para los equipos que están interviniendo.

El trabajo de asesoría que realizamos con equipos de profesionales y voluntarios/as incluye, entre otros,  la capacitación en los siguientes aspectos: adopción de medidas psicohigiénicas, comprensión del efecto de la situación traumatizante en el grupo de profesionales, aplicación de técnicas y herramientas de trabajo y comunicación grupal enfocadas al abordaje de situaciones de crisis, implementación de sistemas de apoyo específicos para equipos,  conformación de redes para aumentar la resiliencia del equipo de trabajo, también la dotación de criterios, cualidades y materiales adecuados para que el lugar de trabajo y los distintos escenarios de intervención para que sean espacios de protección, nutrición y activación de las fuerzas auto-reguladoras, reparadoras y sanadoras de cada individuo y de cada grupo humano, incluyendo el equipo de intervención. 

“Cuando el colaborador psicosocial ha sido bien capacitado y se siente competente, probablemente se sentirá menos estresado por los casos de emergencia. De esta manera, una buena capacitación representa un factor de protección, y una mala capacitación podría ser un factor de riesgo. Las estrategias propias de afrontamiento en primera línea dependen de la socialización y la educación, pero también pueden ser modificadas en el ámbito de la capacitación (…) (Lasogga und Münker-Kramer, 2009, 48)

Desde el inicio del estado de alerta en marzo de 2020 hasta la actualidad, hemos asesorado a numerosos equipos de educadores/as sociales, docentes de Escuelas Waldorf y profesorado de centros de educación pública y/o concertada,  trabajadores/as de hospitales, voluntarios/as… tanto a nivel nacional como a nivel internacional. Todo esto lo hemos realizado dentro de la Red Iberoamericana y del Caribe a la que pertenece la Asociación para la Pedagogía de Emergencia en España, y dentro del marco de la Red Internacional de Pedagogía de Emergencia Sin Fronteras de la que es miembro.

Si formas parte de un centro educativo, organización o institución que necesite asesoramiento por favor ponte en contacto con nosotros escribiendo al correo electrónico: secretaria@pedagogiadeemergencia.com

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La Asociación para la Pedagogía de Emergencia en España ha recibido desde su nacimiento peticiones de equipos de profesionales del ámbito de lo educativo, lo social y lo sanitario para ser orientados acerca del abordaje preventivo del trauma en las etapas en las que lo pedagógico es más eficaz (Fases 1 y 2). Esta demanda se ha incrementado en un 200% con la crisis socio-sanitaria que mundialmente estamos viviendo este año 2020. En estos 14 años de existencia, ha sido probada la efectividad de la Pedagogía de Emergencia en situaciones de catástrofe y crisis, entre otras razones, por su metodología de trabajo y de conformación de los equipos de intervención. Esta metodología es idónea no sólo para prevenir el trauma en la infancia a un nivel primario, secundario y terciario, sino también para prevenir la traumatización secundaria de los que intervienen en escenarios de emergencia y crisis como los que estamos viviendo. El “contagio” del estrés y del trauma es un riesgo que corremos los profesionales y voluntarios/as que trabajamos en primera línea con personas en situaciones críticas y de vulnerabilidad.

“Así como el trastorno por estrés postraumático (TEPT) es una reacción normal a un acontecimiento extremo, así lo es también el trauma indirecto como una reacción normal debido al trabajo agobiante y a veces traumatizante con personas traumatizadas. (…) se trata de un riesgo profesional inevitable (Rosenbloom, Pratt und Pearlman, 2002, 89).

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El trabajo de asesoría que realizamos con equipos de profesionales y voluntarios/as incluye, entre otros,  la capacitación en los siguientes aspectos: adopción de medidas psicohigiénicas, comprensión del efecto de la situación traumatizante en el grupo de profesionales, aplicación de técnicas y herramientas de trabajo y comunicación grupal enfocadas al abordaje de situaciones de crisis, implementación de sistemas de apoyo específicos para equipos,  conformación de redes para aumentar la resiliencia del equipo de trabajo, también la dotación de criterios, cualidades y materiales adecuados para que el lugar de trabajo y los distintos escenarios de intervención para que sean espacios de protección, nutrición y activación de las fuerzas auto-reguladoras, reparadoras y sanadoras de cada individuo y de cada grupo humano, incluyendo el equipo de intervención. 

“Cuando el colaborador psicosocial ha sido bien capacitado y se siente competente, probablemente se sentirá menos estresado por los casos de emergencia. De esta manera, una buena capacitación representa un factor de protección, y una mala capacitación podría ser un factor de riesgo. Las estrategias propias de afrontamiento en primera línea dependen de la socialización y la educación, pero también pueden ser modificadas en el ámbito de la capacitación (…) (Lasogga und Münker-Kramer, 2009, 48)

Desde el inicio del estado de alerta en marzo de 2020 hasta la actualidad, hemos asesorado a numerosos equipos de educadores/as sociales, docentes de Escuelas Waldorf y profesorado de centros de educación pública y/o concertada,  trabajadores/as de hospitales, voluntarios/as… tanto a nivel nacional como a nivel internacional. Todo esto lo hemos realizado dentro de la Red Iberoamericana y del Caribe a la que pertenece la Asociación para la Pedagogía de Emergencia en España, y dentro del marco de la Red Internacional de Pedagogía de Emergencia Sin Fronteras de la que es miembro.

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